Israel lanzó una serie de ataques aéreos contra objetivos militares en Irán, alegando que el bombardeo fue en represalia por el reciente lanzamiento de misiles iraníes hacia su territorio, un ataque que incluyó cerca de 200 proyectiles el 1 de octubre.
Entre los objetivos alcanzados figuran instalaciones para la fabricación de misiles y baterías de proyectiles tierra-aire, según un comunicado emitido por el ejército israelí.
A pesar de los múltiples ataques, el gobierno de Irán minimizó los daños, reconociendo solo “afectaciones limitadas” en las regiones de Ilam, Juzestán y en la capital, Teherán. La televisión estatal iraní reportó al menos seis explosiones en Teherán, las cuales fueron atribuidas por fuentes de seguridad a la “actividad del sistema de defensa aérea”. Además, tras esta primera serie de ataques, una segunda oleada sacudió nuevamente la capital, iluminando el cielo con estelas de proyectiles.
Estados Unidos, por su parte, se deslindó de las acciones, señalando que considera la respuesta de Israel como una forma de “autodefensa”.