La flor de cempasúchil, con su vibrante color naranja y su intenso aroma, es un símbolo esencial del Día de Muertos en México, tradición que cada año ilumina altares y ofrendas en honor a los seres queridos fallecidos.
En la creencia popular, el cempasúchil tiene el poder de guiar a las almas hacia sus ofrendas y altares.
El nombre de esta flor proviene del náhuatl “Cempohualxochitl,” que significa «veinte flores» o «muchas flores.» Para los mexicas, esta flor representaba tanto la vida como la muerte; su color, asociado al sol, la convertía en una ofrenda natural en honor a sus muertos. Tradicionalmente, se colocan pétalos desde la entrada del hogar hasta el altar para guiar el camino de las almas hasta sus ofrendas.
Además de su importancia cultural, el cempasúchil es reconocido por sus beneficios medicinales, ya que se le atribuyen propiedades que ayudan en problemas digestivos y respiratorios. Sin embargo, su papel más destacado es en la celebración de Día de Muertos, donde se convierte en un ícono de la festividad cada 2 de noviembre, adornando altares en miles de hogares mexicanos.
